Por CARLOS SÁNCHEZ BERZAÍN
La comunidad internacional ha terminado con la simulación de democracia de las dictaduras electoralistas de Venezuela y Nicaragua pero la mantiene en Bolivia.
Hoy nadie duda que Nicolás Maduro en Venezuela y Daniel Ortega en
Nicaragua son dictadores que concentran y detentan el poder por la
fuerza violando los derechos humanos y libertades fundamentales, pero a
Evo Morales que hace lo mismo en Bolivia aún le aceptan una agenda de
fraude electoral para encubrir su dictadura de delincuencia organizada
integrada en el grupo de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Es tiempo de
reconocer que Bolivia está en la misma espiral dictatorial de Venezuela y
Nicaragua.
En su columna titulada “Trump denuncia a Venezuela, Nicaragua y Cuba,
pero se olvida de Bolivia” el escritor y periodista, experto en asuntos
latinoamericanos Andrés Oppenheimer, acaba de hacer un llamado de
atención urgente a los Estados Unidos, a su gobierno y a la comunidad
internacional para que dirijan su mirada y acciones al régimen de Evo
Morales, que una vez mas lleva a delante en Bolivia el proceso de
simulación de democracia que por años se ha repetido en Venezuela,
Nicaragua y en la propia Bolivia.
Recogiendo una observación generalizada, Oppenheimer señala que “el
gobierno de Trump ha adoptado el termino de la Troika de la Tiranía para
referirse a los regímenes de Venezuela, Nicaragua y Cuba, pero rara vez
se refiere al desmantelamiento de la democracia por parte del
presidente narcisista-leninista de Bolivia, Evo Morales”.
Luego
de resumir hechos y falsedades con los que nuevamente se pretende
simular democracia en Bolivia, la conclusión Oppenheimer es tan
dramática como cierta: “Si Morales se declara el ganador en octubre,
asumirá el cargo a principios de 2020 como un presidente ilegítimo. O
sea Bolivia estará en enero de 2020 en la misma situación en que estaba
Venezuela en enero de 2019, cuando Maduro asumió el cargo y muchos
países se negaron a reconocerlo”.
De manera que recién en enero
de 2020, dentro de 9 meses, tendremos formalmente incluida a Bolivia en
el grupo de dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua, dándole tiempo a
Evo Morales para que consume la repetición de los crímenes que comete
contra el pueblo boliviano. En los hechos, Bolivia es una dictadura por
lo menos desde la suplantación de su Constitución Política y la
liquidación de la República cometidas con masacres sangrientas entre los
años 2006 y 2009.
Las crisis de Venezuela y Nicaragua son el
resultado de años de sucesivas violaciones de derechos humanos y
libertades individuales hasta destruir el “estado de derecho” y
suplantarlo por un conjunto de “leyes infames” que institucionalizan la
dictadura. Se trata de procesos públicos de acumulación progresiva del
poder que destroza la división e independencia de poderes, dejando
totalmente desprotegidos al ciudadano, a los lideres y organizaciones
democráticas, políticas y sociales.
Las hoy reconocidas
dictaduras de Venezuela y Nicaragua han recorrido una espiral de
opresión, corrupción y crimen, reincidiendo tantas veces, que han
resultado una amenaza intolerable a la comunidad internacional. Es la
misma agenda y espiral que ya ha recorrido Evo Morales en Bolivia y que
ahora repite para buscar por cuarta vez una elección repudiada por el
72% de los bolivianos que en encuestas recientes afirman que en las
elecciones de octubre de este año “habrá fraude electoral”.
Masacres,
asesinatos, represión, presos políticos, exiliados, crisis humanitaria,
narcotráfico y la delincuencia organizada en el poder han forzado a los
Estados Unidos, a la región y al mundo a entender que los regímenes de
Venezuela y Nicaragua, son dictaduras organizadas y digitadas por Cuba,
que constituyen una amenaza real que hay que combatir y derrotar
ayudando a los pueblos a rescatar su libertad y democracia. Se trata del
mismo caso de Bolivia con mas de 20 masacres sangrientas en 13 años del
régimen de Evo Morales, con decenas de presos políticos, con mas de
1,200 exiliados políticos, sin libertad de prensa, con la misma
dependencia y relaciones públicamente evidenciadas con Cuba, Venezuela y
Nicaragua.
Los hechos criminales, las violaciones a los derechos
humanos, la agenda de simulación de democracia, los argumentos y los
procedimientos para destrozar la democracia que ha usado y usa Evo
Morales en Bolivia son los mismos. Una repetición de los usados en
Venezuela y Nicaragua. El mismo “modelo castro-chavista”, los mismos
incitadores y dueños Hugo Chávez y Fidel Castro, la misma retórica
“antiimperialista” , la misma intervención cubana, los mismos contenidos
en “leyes infames”, el mismo sistema de construcción de “narco
estados”, en suma, la misma espiral dictatorial del mismo grupo de
delincuencia organizada transnacional.
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