Evo Morales: la Fiscalía de Bolivia dicta orden de detención contra el expresidente por "sedición y terrorismo"
La Fiscalía de Bolivia emitió este
miércoles una orden de aprehensión contra el expresidente Evo Morales, a
quien acusa de supuestos delitos de "sedición y terrorismo".
El
ministro interino de Gobierno boliviano, Arturo Murillo, compartió en
Twitter una fotografía del documento en el que se dispone la aprehensión
del exmandatario refugiado en Argentina y se solicita su traslado ante
la Fiscalía Especializada Anticorrupción para "prestar su declaración
informativa".
Morales está en
territorio argentino desde el pasado 12 de diciembre tras permanecer
casi un mes como asilado político en México.
Desde allí reaccionó para calificar la orden de aprehensión como
"injusta, ilegal e inconstitucional". Así lo denunció en Twitter.
Crisis en Bolivia
El líder cocalero renunció a la presidencia de Bolivia el 10 de noviembre por la profunda crisis política desatada tras las controvertidas elecciones del 20 de octubre, en medio de denuncias de fraude de parte de la oposición y enfrentamientos en las calles.
Morales dijo que dejaba el cargo para evitar que continuara la violencia
en el país y denunció lo ocurrido como "un golpe cívico, político,
militar y policial".
La renuncia de Morales fue acelerada por la sugerencia de las Fuerzas
Armadas de que se hiciera a un lado y tras la publicación esa misma
jornada de un informe previo de la Organización de Estados Americanos
(OEA) que advertía de "graves irregularidades" en los comicios de
octubre, en los que fue declarado vencedor para un cuarto mandato
consecutivo.
El informe final de la OEA estableció una "manipulación dolosa" en las elecciones, ahora anuladas por una ley de urgencia que prevé nuevos comicios a comienzos de 2020, aún sin fecha.
Dos días después de su dimisión, la entonces senadora de oposición
Jeanine Áñez asumió la presidencia del país de manera interina.
¿De qué se le acusa?
El
gobierno interino presentó en noviembre una denuncia contra Morales por
delitos como terrorismo, al acusarle de incitar a la violencia contra el
ejecutivo en funciones desde su asilo en México.
La acusación se sustenta en pruebas como un video en el que se escucha
una voz atribuida a Morales, cuya autenticidad no ha sido demostrada por
fuentes independientes.
La voz, por teléfono supuestamente desde México, incita a un
dirigente cocalero en Bolivia, contra quien también hay una orden de
aprehensión, a mantener bloqueadas las ciudades para impedir el ingreso
de alimentos.
La Fiscalía de Bolivia anunció que al exmandatario no le corresponde un "juicio de privilegio"
sino un proceso judicial ordinario dado que la grabación atribuida a él
se produjo después de su renuncia a la primera magistratura del país.
"Las
acciones en investigación han sido posteriores al 10 de noviembre,
cuando ha dejado la función presidencial", afirmó el fiscal general de
Bolivia, Juan Lanchipa.
La autoridad judicial añadió que se
notificará a la Interpol de la orden de aprehensión y se coordinará con
la Cancillería boliviana para solicitar una orden de captura internacional.
Qué supone para el expresidente
La disposición de la Fiscalía pone en suspenso un posible retorno a Bolivia de Morales, quien insistió en diversas ocasiones que era una de las opciones que manejaba.
El expresidente fue nombrado como "jefe de campaña" de su partido político para las elecciones que se deberán realizar en 2020.
De hecho, este miércoles, al reaccionar sobre la orden de detención, Morales escribió: "Temen lo inevitable: que volvamos".
Este
miércoles, Morales visitó la Asociación Madres de Plaza de Mayo y su
comitiva en Argentina desde su llegada no ha dejado de crecer.
En
caso de que se lanzara una orden de captura internacional, sus
movimientos no solo a Bolivia sino hacia otros países podrían verse limitados.
Asilo en el exterior
Argentina
es el tercer país en el que Morales hace una parada desde su renuncia
después de su estancia en México y una breve visita médica a Cuba.
Todo
apunta a que la estadía en Buenos Aires será más larga que la de Ciudad
de México, o al menos eso dio a entender el canciller argentino, Felipe
Solá, cuando afirmó que el exmandatario llegó "para quedarse y se
quedará como refugiado".
Solá aseguró que el expresidente se
comprometió a no hacer declaraciones políticas y agregó: "Si no nos
ocupábamos de él rápidamente podía correr peligro su vida y, si corría
peligro su vida, además de vida humana, iba a correr sangre en Bolivia,
en nuestra opinión también".
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